LA SOLEDAD HABITADA DE LA 5º RAMBLA. Clarín Arquitectura

Publicado en el Clarín Arquitectura, 18 de febrero de 2025.

Ante la inminente puesta en valor de un sector de la Rambla Casino-Hotel Provincial, específicamente de la vereda sobre el Boulevard Marítimo, este monumento histórico reclama pensar un horizonte más amplio sobre el estado actual y sus futuras intervenciones.

Mar del Plata es una ciudad de mil caras, no es una metrópoli, pero se transforma en ella los meses de verano. Es una ciudad de las denominadas intermedias, sin embargo, su crecimiento tiende a ralentizarse, dos puntos menos de incremento en el último censo, comparado con el censo de 2010, y casi 3 puntos por debajo del crecimiento total de la provincia. Podríamos ponerle más calificativos como, ciudad feliz, ciudad turística, ciudad de todo el año, como nos gusta definirla a los marplatenses. Pero tal vez, el adjetivo más reiterado en los sucesivos planes estratégicos, sobre todo en sus debates públicos, es la ciudad de las dos caras.

Esta dualidad de carácter socio-geográfico, bastante evidente, se condensa, sin embargo, en un solo sitio. La 5° Rambla denominada Rambla Bustillo -o Rambla Casino-Hotel Provincial- es ese espacio que actúa como condensador urbano, incorporado a la memoria colectiva de los argentinos, que trasciende diferencias de clase, y es postal para propios y ajenos.

Desde la primera rambla precaria, Mar del Plata experimentó una serie de transformaciones sobre su frente costero. Así pasaron la Rambla Pellegrini de madera, destruida por un incendio, la Rambla Lasalle (1905-1913) y la Rambla Francesa (1913-1938). Esta última, debido a su deterioro estructural ocasionado por la cercanía al frente costero, fue demolida. En su lugar, se levantó un conjunto arquitectónico de gran escala para la época: la Rambla Casino-Hotel Provincial que anticipó el futuro destino de turismo masivo de Mar del Plata, consolidándose como un símbolo de su desarrollo y popularidad.

El tiempo, la desidia y el hostil ambiente marítimo fueron los detonadores de los quebrantos de las sucesivas ramblas, siendo la Rambla Bustillo la que ha perdurado hasta nuestros días, por su ubicación alejada de la línea del mar (sobre el antiguo Parque Gral. Paz), y por su solidez constructiva.

Más allá de esta bienvenida nueva etapa de puesta en valor, la realidad del conjunto urbano merece una mirada atenta, más allá de su imagen, más allá de la reparación de los solados, es decir más allá de su valor como objeto.

Esta mirada merece entender que este conjunto, desde su concepción proyectual, es un planteo de avanzada para su época. Y no estoy hablando en términos de lenguaje arquitectónico. Si en los comienzos de este siglo se hablaba, como un descubrimiento, de los edificios híbridos[1], no hay mejor ejemplo de hibridez, que el edificio de Bustillo. Una topografía artificial con un subsuelo de servicios y cocheras en relación a la playa, y una alfombra urbana sobre esta, que sirve de apoyo a los dos grandes edificios que a su vez reciben a esa alfombra con una recova por demás necesaria para el clima marítimo. Un conjunto multifuncional que se diferencia de la continuidad lineal de la Rambla Francesa, donde la posición de los dos edificios no es arbitraria. Entre los dos, se genera una plaza seca articulada con la Plaza Colón a partir de un eje de simetría perpendicular a la costa. Esta situación es tal vez, la mejor articulación entre retícula y frente costero que exista en Mar del Plata.

A lo largo del tiempo, se han realizado sucesivas intervenciones sobre las fachadas de los edificios y los solados de la Rambla. Un ejemplo de esto es el reemplazo de la famosa laja casino (de 1.00×0.50 mts.) por baldosas de 0.50×0.50 mts., unidas y biseladas en tres lados, manteniendo el ajuste a tope en el lado restante. Además, se han llevado a cabo trabajos en el espacio interior, por ejemplo, la rehabilitación del Hotel, la reestructuración del Casino Central, que han permitido mantener el uso puertas adentro de las grandes superficies de servicios turísticos.

En la actualidad, independientemente del deterioro de su solado, la rambla y los edificios anexos presentan entre sí, una actitud de indiferencia. Prácticamente todos los locales sobre la rambla se encuentran clausurados, incluso el paso que une el hall del Hotel Provincial con la playa se encuentra cerrado.

Hoy la Rambla y sus edificios no se comportan como un conjunto.

Un acierto de Bustillo, que se verifico luego en las décadas del ‘50 y ‘60 era el ancho de la rambla, que parecía absolutamente monumental en su inauguración. Esta medida está preparada para absorber las expansiones de usos gastronómicos ubicados sobre la rambla y seguir permitiendo el paso de los turistas, sin incomodarse.

El nivel playa es una incógnita, desde los servicios propuestos por el proyecto inicial, hoy solamente queda un baño público a ese nivel sin ninguna propuesta de ocupación que deja sin propuesta al nivel bajo de la rambla. La gran superficie cubierta por debajo de la rambla se encuentra en un estado lamentable, como lo demuestran los hundimientos del solado superior. Allí conviven el deterioro natural de un edificio de 85 años, más años de dejadez, de espacios subutilizados, de vertederos de servicios sin control.

Hoy la Rambla sigue acogiendo miles de turistas buscando espectáculos en vivo, alguna oferta de un ocasional vendedor ambulante, o simplemente un lugar para desplegar sus reposeras y tomar mate ante la inmensidad del mar y la no menor presencia de unos monumentales edificios mudos.

No podemos decir que la rambla no se use, no podemos decir que tanto el Casino como el Hotel no se usen, pero habitan universos paralelos que no se tocan. Un caminante atento, que intente descifrar la potencia del proyecto de Bustillo se sentirá en soledad, aunque rodeado de otros bulliciosos paseantes en la búsqueda de una coherencia que el proyecto tenía y ha perdido.

Una soledad habitada podría definirse como una paradójica abstracción, que desune aquello que está destinado a unirse, a ser habitado en conjunto, y que un recambio de solado no va a solucionar, aunque cualquier obra siempre es bienvenida.

Cuando se considere, en una nueva etapa, la puesta en valor del solado de la rambla sobre el mar – la obra anunciada es de aproximadamente 1.400 m2, sobre un total de alrededor de 31.000 m2-, espero se considere la intervención como una totalidad, revalorizando el uso de los locales a nivel rambla, proponiendo nuevas actividades en el nivel playa, buscando revitalizar el conjunto, no solo desde su constitución edilicia, sino aprovechando las potencialidades latentes que nos dejó Bustillo.

Sería positivo tener un proyecto integral que revitalice las áreas públicas exteriores y su relación con los edificios adyacentes, más allá de resolver cuestiones constructivas o de embellecimiento, es decir hacer ciudad en lugar de hacer solo objetos. Razones jurisdiccionales, atravesadas por la política, impiden los acercamientos necesarios para lograr una planificación en conjunto, sostenible en el tiempo.

Mar del Plata tiene una historia de superación de las antinomias políticas (por ejemplo, Cumbre de las Américas, Juegos Panamericanos, etc.), cuando se trata de su espacio público, y cuando se encolumna detrás de un proyecto común.

Dr. Mg. Arqto. Pablo F. Rescia

[1] Por ejemplo, se define Hibrido en el Diccionario Metápolis de Arquitectura Avanzada (Gausa M.,Guallart V. ,Muller W.,Morales J.,Porras F.,Soriano F., 2001) como condición propia del proyecto contemporaneo.