1ºPremio.Concurso Distrital de Anteproyectos Vivienda Unifamiliar LIPOLCC 2025

Con Alfonso Trueba, Maria Macias, Andres Tapia Avalos, M.J. Diaz Varela, Julian Veron.

Las ciudades pampeanas, sus barrios y sus casas, representan una tradición basada en una geometría austera que permite su armonía al paso del tiempo, y su adaptación a las diferentes condiciones de vida.

La manzana cuadrada o rectangular (en este caso), la plaza fundacional como el espacio publico característico, rodeado de sus correspondientes edificios que representan los poderes públicos y religiosos, están ordenados según una geometría cuadricular, que independiente de su sencillez, es el escenario ideal de las particularidades de cada edificio, de la multiplicidad de usos de una plaza urbana, y de los rasgos distintivos de las viviendas que miran desde la intimidad, la vida urbana.

Esa condición atávica, que decanta en nuestras ciudades, en la vivienda se traduce en un arquetipo que atraviesa la arquitectura desde la domus romana hasta las casas patio de Mies van der Rohe, pasando por nuestra casa chorizo. El patio es a la vivienda como la plaza a la ciudad. Es el regulador de la vida social y de la conformación de los espacios íntimos, así como el mediador de las relaciones entre la calle, el interior y el fondo del lote.

El patio excede así su función primitiva, es decir, la de posibilitar la iluminación y ventilación. En la propuesta adquiere una dimensión organizativa de la planta definiendo la sectorización entre áreas publicas y privadas, con instancias intermedias, como el acceso y la cocina, esta última, entendida como un sector de articulación con el exterior, tanto hacia la calle como hacia el patio de fondo.

En este sentido, el acceso, el patio y el área publica ocupan la misma crujía que relaciona la calle y el fondo, siendo el comedor una extensión del espacio cocina, abogando por la continuidad visual que implica la transparencia a los cuatro lados del patio, pero posibilitando la doble circulación entre áreas privadas y públicas, facilitando la dinámica familiar, pudiendo incorporar actividades diferenciadas (por ejemplo, el dormitorio sobre el frente puede ser utilizado como oficina o local al exterior) sin alterar la privacidad doméstica.

En cambio, el dormitorio que da al fondo del terreno, se abre lateralmente al espacio de estar, pudiendo flexibilizar los usos, generando así, un escenario adaptable a diferentes modos de habitar.

En definitiva, el patio es la síntesis de la vida privada, y actúa asimismo como un regulador ambiental en cuanto al asoleamiento de los espacios interiores, la ventilación cruzada, y la recolección del agua de lluvia. Además, también, define las condiciones dimensionales de los elementos constructivos tradicionales, como mampostería de ladrillos, estructura de madera a la vista y cubierta de chapa galvanizada.

Sobre el fondo del terreno la casa se abre hacia el exterior con un espacio de transición a modo de pérgola metálica que contiene también el tanque de agua, cuya materialización apela a la memoria de los paisajes rurales.

La propuesta, más allá de configuraciones particulares, de su rigor geométrico-dimensional, y de su simplicidad constructiva, es un espacio que facilita diferentes apropiaciones, que apela a una forma ancestral de vivir, que no es otra cosa, que un patio a la espera de ser habitado, tal vez a la espera de alguien que mire a través de él, el recorte de un cielo pampeano desde la seguridad de su morada.